La virgen de los sicarios : sin el estereotipo de la pornomiseria
Fernando Vallejo, escritor Colombiano radicado en México hace veinte años, tiene una visión catastrófica del mundo, tal vez sea por lo que haya vivido, por su crítica con el país, por su homosexualidad declarada que en un país como estos, tan conservador y moralista, le haya traído el destierro. Fernando con La Virgen de los Sicarios concluye una serie de libros autobiográficos y con éste patea a una sociedad que no hizo más que rechazarlo.
Fernando Vallejo regresa a Colombia después de veinte años y encuentra una sociedad destruida, sin futuro, una ciudad sin arraigo donde la identidad se sumió en la política de los narcotraficantes, la vida fácil, el sicariato y las mulas invadieron el país, la guerra del centavo nos mata unos contra otros. Vallejo conoce a Alexis un joven de 17 años quién para él, el futuro no existe, le gustaría ser viejo pero él sabe que no va a pasar de los veinte años, Alexis vive enterrado en el consumo, no se cuestiona sobre la vida, convive con la muerte, es sicario de formación gracias pablito, Pablo Escobar. Ustedes no necesitan, por supuesto, que les explique es un sicario. Mi abuelo sí, necesitaría, pero mi abuelo murió hace años y años. Se murió mi pobre abuelo sin conocer el tren elevado ni los sicarios, fumando cigarrillos Victoria que usted, apuesto, no ha oído nisiquiera mencionar. Los Victoria eran el basuco de los viejos, y el basuco es cocaína impura fumada, que realidad, ¿o no ? Corríjame si yerro. Abuelo, por si acaso me puedes oír del otro lado de la eternidad, te voy a decir que es un sicario : un muchachito, a veces un niño, que mata por encargo. ¿Y los hombres ? Los hombres por lo general no, aquí, los sicarios son niños o muchachitos, de doce, quince, diecisiete años, como Alexis, mi amor, : tenía los ojos verdes, hondos, puros, de un verde que valía por todos los de la sabana. Pero si Alexis tenía la pureza en los ojos tenía dañado el corazón. Y un día, cuando más lo quería, cuando menos lo esperaba, lo mataron, como a todos nos van a matar. Vamos para el mismo hueco de cenizas, en los mismos Campos de Paz. (fragmento La Virgen de los Sicarios, pag 9, ediciones Alfaguara).
A finales de 1999 y después de siete meses de tensa producción se estrenó en el mundo y más tarde en Colombia, la tan controvertida película. La Virgen... la rechazaron en una parte del país donde la gente todavía no entiende que es una obra de arte ni la labor del artista en la sociedad, un grupo de personas que niega la realidad en que vivimos. El periodista y director de la revista Dinners, protagonizó por ese entonces un álgido debate para que censurarán la película, el argumentaba que : “la cinta reduce la imagen de Bolívar, del papa, de los últimos presidentes de Colombia, de todos los antioqueños, de los colombianos en general, y por supuesto de Dios a una manada de m...”. Para incrementar el debate, Vallejo por radio dijo que el actual presidente era un h.p. que debería ser eliminado por haber entregado el país a la guerrilla. Lo que dice Vallejo hace años ya que causa conmoción en el país. Por si fuera poco, se publicó el diario de rodaje, el cual develaba, según Santamaría, la continuación de la irrealidad del film. El diario escrito por Barbet que se lo mandaba a diario a Vallejo por correo electrónico, revela cifras exageradas, como que en medellín hay más de 5000 bandas criminales, si entre los pocos estudios que se han hecho , no se han detectado más de 150 y mal formadas. Lo cierto es que, por razones de seguridad por una amenaza recibida al poco tiempo de vivir en Medellín, barbet Schoeder contrató guardaespaldas, las cifras de muerto los fines de semana que él mostró en el diario, seguramente si con ciertas, 35 muertos un viernes.
Con los actores tuvieron problemas, algunos eran naturales, costumbre ya típica del cine colombiano, como Anderson Ballesteros (Alexis) y Juan David Restrepo (asesino de Alexis), quienes eran, vendedor de velas y empleado de un puesto de comidas que fracasó, respectivamente. Germán Jaramillo quién interpreta a Vallejo, es un actor de teatro paisa, que depués del papel tuvo que salir del país porque junto a Barbet los amenzaron argumentando que Medellín no es así de violenta... (que ironía).
La película deja para los directores colombianos varias cosas importantes, entre ellas, el tratamiento de una realidad que acá siempre se ha mostrado de manera estereotipada y con una mirada por fuera del problema. Schoeder muestra las mismas cosas que se muestran todo el tiempo en las películas colombianas : actores naturales, drogas, sexo, violencia, sicarios y balas, pobreza y miseria, groserias y comunas, la ciudad y sus parques. Lo que hace diferente esta película de las otras, es ese tratamiento, esa mirada de artista extranjero ante la situación, la poesía de las imágenes, los excelentes personajes (el anunciante de la muerte), la desestereotipación de las imágenes, el cine de autor, no de un falso colectivo que no sabe qué mostrar y que por vender sólo hace pornomiseria.
Un aire nuevo a la forma y el contenido, se usó por primera vez H.D. con una concepción y coherencia con lo que se quería decir ya que la excesiva profundidad de campo que da el video digital se ajusta perfecto al hiper-realismo que quería Vallejo. La unión entre forma (Schoeder) y contenido (Vallejo) plasmada en esta película, marcan un precedente en la cinematografía nacional, un aire nuevo a un cine sin rumbo, una liberación del cliché, una distinción entre ficción y realidad, una nueva mirada a la ensoñación, a la imaginación... arte nuevo y renovador para una sociedad que lo pide a gritos.
Publicado originalmente en MCI - Megasitio de Cine Independiente (www.cineindependiente.com.ar)
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