viernes, 5 de junio de 2009

Sobre Rodolfo Hermida


Entrevista a Rodolfo Hermida, director de Fomento, Difusión y Acción Federal del Instituto Nacional de Cinematografía y Artes Audiovisuales.
Autor: Ramiro Longo


Rodolfo Hermida es productor y director de video, cine y televisión. Fue Vicepresidente de la Asociación de Productores Independientes de Medios Audiovisuales. Fue Productor Ejecutivo de Cazadores de Utopías, de 3 Veranos. Asesor Artístico de Gerónima de Raúl Tosso y de Diapasón y El nombre del hijo de Jorge Polaco. Fue Director de la miniserie El monitor argentino y Guionista y Director de El Galpón de la memoria, ambas para Canal 13. Fue Director de la miniserie La cápsula del tiempo.

No es su primera vez en la función pública, como él declara: “Yo entro y salgo de la actividad pública hace muchos años”. Tampoco es su primera pasada por el Instituto, ha estado trabajando en proyectos durante la gestión Marbiz. Además de lo detallado anteriormente fue Rector de la Escuela de Cine de la Municipalidad de Avellaneda, después fue Director del Instituto Experimental de las Artes de Secretaría de Cultura, Fue Director de Producción artística y operaciones de Canal 7 y luego Gerente General y ahora aquí en el Instituto.
Es también Vicepresidente de RAL (Red de Televisoras Públicas de América Latina). Docente y coordinador pedagógico de la escuela de Cine y Televisión Buenos Aires Comunicación.

Estamos delante de un Maestro, diría yo, que hoy, en parte, está a cargo de la difusión y el desarrollo de nuestro cine nacional. A continuación nos cuenta un poco sobre su larga trayectoria en el mundo audiovisual y sobre su actual actividad. Estemos atentos, tenemos la posibilidad de conocer como funciona y en que estado está cada una de las producciones más importantes dentro del Instituto de Cine.

MCI: ¿Cual es la actividad que se desarrolla dentro de esta oficina?
R. H.: Esta dirección de fomento, más que el corazón, haciendo una analogía con el cuerpo humano, es el sistema nervioso central del Instituto. Dado que acá se reciben todos los pedidos de créditos, los pedidos de apoyo, los concursos, los subsidios, o sea todos los sistemas habidos y por haber pasan por esta dirección. El Instituto Nacional de Cine es un organismo descentralizado que depende de la Secretaría de Cultura de la Nación, donde traza, desde hace muchos años, políticas de fomento y apoyo al cine nacional, de largometraje y eventualmente de cortometraje.
Hay una ley de defensa y protección. En el año 94’ se modificó y hace que a través de determinados impuestos, se fomente y se apoye al cine nacional. Un impuesto, el más conocido y el que siempre estuvo, es el que figura cuando pagás una entrada de cine, es un 10% de esa entrada que va al Fondo de Fomento Cinematográfico. Después hay un impuesto a las teleradiodifusoras privadas, que lo pagan a traves del COMFER y hay un impuesto al video. Ese monto importante se incorpora al fondo de fomento cinematográfico para establecer los créditos, los concursos y la propia mantención del Instituto ayuda a festivales, a copias, a todo lo que hace la cultura cinematográfica.

MCI: ¿Porqué elige la actividad pública?, ¿Qué es lo que Ud. realiza desde esta posición?
R. H.: Llevo unos cuantos años de actividad pública. Esto me atrae porque desde el Estado uno puede fomentar, proteger, nivelar, tratar de hacer todo lo más democrático posible, evitar la discriminación y que haya una ayuda en lo audiovisual desde distintos lugares, para que haya una mejor producción nacional. En la televisión por un lado, habiendo estado en Canal 7; en el caso del videoarte cuando estuve como director del Instituto de Artes experimentales, y en el caso del cine ahora.
El cine, el video, la televisión son los tres elementos donde incursioné más, o en su momento la enseñanza, todo ligado a lo audiovisual. Porque desde el Estado hay políticas que son difíciles que las pueda hacer la empresa privada, entonces busca, ilícitamente, esto no es condenable, un comercio, es decir, ganar dinero con los productos que hace.
El Instituto de Cine va más allá, es decir, tiene que establecer una política para que haya garantía de que los creadores, más allá de que la película sea exitosa o no, puedan expresarse en términos de nuestra cultura nacional. Dado que el cine es una cultura muy especial y que está dentro de lo llamado industria cultural. Entonces no es solamente negocio, el Instituto se debe a la totalidad, aunque tambien propicia y apoya a la película comercial porque de ahí tambien va a apoyar a toda la industria nacional. De ahí va a volver el dinero de las entradas si la película es exitosa.
Debemos apoyar a todo un abanico de películas. El año pasado se estrenaron 51 películas, hace mucho tiempo que no pasaba un hecho así. Y este año se calcula que habrá sesenta y pico de películas porque se fueron acumulando esperando mejor fecha de estreno, inclusive son como demasiadas. El mercado está dominado un poco por las majors, que marcan las fechas de estreno, entonces queda poco espacio para el cine argentino.
Últimamente también estamos apoyando el lanzamiento de las películas, que era la etapa frágil, es decir, publicidad en afiches, radio, tv, gráfica. Para tratar de que las películas en sus primeras semanas tengan un apoyo publicitario, generalmente las películas independientes, las de menos recursos llegan exhaustas. Así que no solo se está apoyando en la producción sino la exhibición. Esto es parte de todo lo que se puede hacer desde la función, faltan hacer tantas cosas...

MCI: ¿De qué manera llega Ud. a este cargo y hace cuanto tiempo que está ejerciéndolo?
R. H.: Aquí en el Instituto estuve dos veces, esta es la segunda vez. Antes en la gestión Marbiz, vine con un propósito muy particular, era la creación del canal de cine argentino. Estuve trabajando 8 meses ya teníamos todo listo, todo elegido, habíamos señado el edificio, habíamos hecho la licitación del equipo, estaban señados los fondos y viene Marbiz y me echa, no solo a mí, sino a Rovito, a Raffo, a tal punto que me echa de la escuela también. Yo tengo un juicio hecho contra él. Entonces se arruinó una excelente posibilidad de que el Instituto hubiera tenido un canal en todo el país para difusión y apoyo del cine nacional, ya que el cine no tiene una suficiente cuota de pantalla en la televisión, así que esa fue la primera intentonta.
En esta segunda, después de que renuncié al Canal 7 con desavenencias serias, porque había cambiado la conducción del mismo, yo tenía la ilusión de construir una televisión pluralista, es decir abierta a todos sin discriminación. En el gobierno anterior de la Aianza hubo como golpes internos, cambió la conducción se puso más derechosa y no les gustó mucho que estuviera la CTA en los noticieros o que los avisos de Abuelas de Plaza de Mayo estuvieran en la televisión, ya que había un cambio en el canal. Entonces se notó y lo notó toda la comunidad. Lamentablemente yo estuve en desacuerdo con otras modificaciones y así fue que no continué. Luego durante dos meses no quise saber nada más con la función pública... uno sale lastimado porque pone todas las fichas. Habíamos puesto un esfuerzo de 14/16 hs. de trabajo por día, sábados, domingos, inclusive ese año casi ni enseñé... y bueno te pagan así, entonces uno sale muy amargado.
Y en ese entonces estaba como director del INCAA José Onaindia y como vice director Tato Miller, que lamentablemente falleció, una persona maravillosa. Nos unía una amistad de mucho tiempo… entonces fue él que me dijo que tenía que venir acá, que necesitaba apoyo. Yo no quería saber nada, él me insistía, y finalmente me convenció. Y una vez que uno está adentro… primero estuve como asesor general para estudiar las formas de apoyar la exhibición, después se provoca la vacante para director de manera interina, después sale el concurso, gané el concurso y acá estoy, ya hace un año. Y bueno, uno se entusiasma.

MCI: ¿En qué estado se encontraba esta Dirección cuando Ud. llegó?
R. H.: Estaba un poco achicada la cosa ... Fomento era una dirección muy pasiva. Entonces a partir de que llegué yo, se empezó a transformar en activa, sugerí muchos proyectos. Todos estos proyectos de difusión son casi todos míos, lo mismo el hecho de buscar salas diferentes, el concurso de documentales nuevo que se va hacer, o sea que hay un montón de ideas nuevas que uno pudo gracias a Dios traer acá y que las están aceptando los directivos y que se están cumpliendo.
Antes era una dirección más administrativa, sin aportes creativos en nuevas formas de difusión, promoción y producción del cine argentino.

MCI: ¿Hay asignado un monto específico para esta Dirección?
R. H.: No para esta dirección. El Instituto tiene un presupuesto anual de alrededor de 31.000.000 de pesos, donde por ley regula que la mitad de esos fondos tienen que ser para créditos y la mitad para subsidios, y entre medio la plata para el funcionamiento del Instituto y una pequeña parte para difusión de festivales al extranjero. Estas son las formas de apoyar una película, la forma más elemental es que Difusión larga un concurso, por ejemplo de Operas primas, gente que nunca filmó, y quiere promocionar nuevos realizadores, hay un premio de 300.000, 400.000, 500.000 pesos, según los años, para que esa persona trate de hacer la totalidad de la película. Entonces el proceso es hacer un seguimiento, poner los jurados, evaluar el proyecto y después se va dando el dinero en cuotas mientras se va supervisando los costos y la entrega hasta que la película se termina.

MCI: Cuentenos acerca de los susbsidios, concursos, etc….
R. H.: Eso por un lado, por otro lado existen dos subsidios especiales, uno denominado Medios Electrónicos, que es cuando una película se termina y se comercializa en un videoclub o en una televisora y recibe un importe fijo en concepto de subsidio electrónico que es el impuesto que se le cobra a las televisoras. Y finalmente el otro subsidio, llamado subsidio de sala o recuperación industrial, cuando una película se exhibe, por cada espectador/entrada que se obtiene, el Instituto le paga una entrada más. Es bueno saber que el 100% de la entrada cuando uno va al cine, no es para el productor ni mucho menos, el 50% se lo lleva el exhibidor, esto es tremendo, y de ese 50% que queda, a veces el 50% de ese 50 se lo lleva el distribuidor y lo que queda se lo lleva el productor/director, el que tiene el derecho de propiedad intelectual. Entonces según, si la distribuidora puso más, a veces le queda menos aún, por ahí le queda un 15%, un 20% de toda la entrada. Imaginate cuantos espectadores se necesitaría para igualar el costo. Estamos hablando de costos altos, 500.000 como mínimo. Hoy en día lo que se llama película de costo medio reconocido es 1.250.000 pesos. Para eso hay un subsidio de sala, que viene del famoso 10% de las entradas. Entonces por cada entrada vendida se otorga una entrada entera. Es decir $4.- sacando los impuestos. Ya de esa manera con una cierta cantidad de espectadores, 40.000, 50.000 espectadores, se llega a un punto de equilibrio. Esto se daba mucho antes de la devaluación. Después se produjo un desfasaje. Ahora una copia sale u$s1.000.

Publicado originalmente en MCI - Megasitio de Cine Independiente (http://www.cineindependiente.com.ar/)

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