Autor: Cynthia Sabat
Publicada en 1999
Al considerar los pro y los contras de este conjunto ascético de normas, tenemos que rendirnos a una prueba: hasta el momento las dos primeras películas producidas bajo estos preceptos, "La Celebración" de Thomas Vinterberg y "Los Idiotas" de Lars Von Trier, son dos películas inquietantes, dos historias potentes que combinan una estructura muy sólida con una casi total lealtad a las reglas del santo Dogma. El resultado es una gran aceptación del público (que en ciertos casos agradece que por primera vez en mucho tiempo una historia los provoque y hasta los moleste), y una reflexión del verdadero significado de los elementos que utiliza el cine para contar una historia, como la luz, el sonido, la ambientación, la cámara etc. en el proceso de realización de la película, momento en que focaliza su crítica el Dogma.
2. El "Voto de Castidad": No somos santos
El Dogma 95 plantea bajo el sugerente nombre de Voto de Castidad un conjunto de 10 normas que un film debe acatar para ser acogido bajo el ala del movimiento. Normas que casi todo el mundo ya conoce y discute, cuyo objetivo es restringir los recursos que se utilizan en el cine, para "desnudar el film", "recuperar la inocencia perdida" y "provocar cierto grado de riesgo en la realización", segun sus propias palabras.
Lo cierto es que ambos directores han roto alguno de los votos, y no sienten el menor remordimiento. "Hay que hacer reglas para luego romperlas", dicen , después de utilizar una cámara digital en vez de filmar en 35 mm, colocar música incidental, hacer una toma desde dentro de un tubo de pastillas o de una chimenea, o modificar un poco una fuente de luz. A estas alturas el diploma de Dogma 95 que da comienzo a ambas películas nos da la sensación de que los daneses se hacen los idiotas, nos sonrien y se "dejan ir". A partir de ese momento no hay otra verdad que la película misma, no hay dogma, ni marketing, ni voto que la justifique o que la condene. La historia está ahí, los personajes se rebelan ante la hipocrecía, lúcidos y justicieros, descreídos de la farsa en la que todos viven, con la intensión de desnudar para sí y para los demás una verdad que duele, pero que ya no es posible ocultar. Con un discurso autorreferente, ambas historias plantean una rebelión difícil por darse en una relación muy primaria (en el caso de "La Celebración", el ocultamiento de la violación y el suicidio en el seno de una familia respetable, y en "Los Idiotas" una sociedad hipócrita y miedosa de aquello que no puede controlar y que la averguenza).
3. Los Idiotas
En una de sus salidas a un restaurant, y mientras perturban a los clientes, Karen que está sola y come en una de las mesas, se ve envuelta en el juego y uno de ellos la arrastra a seguirlos hasta la casa. Karen se queda con el grupo y va integrandose a ellos y aceptando ciertas normas, aunque no comparta todas. El grupo de idiotas vive sin ningún lujo, dejandose ir, en el bunker que los aisla, los separa del resto de los "normales". Lo demás será una constante exploración de límites ajenos y propios. Venderán patéticas velas de navidad, espantaran a posibles compradores de la casa y a un trabajador social que quiere "mudarlos" a otro estado. Se enfrentarán a idiotas reales, compartirán una orgía como una demostración más de pertenencia al grupo, y su propio líder los empujará a la prueba más difícil: hacer el idiota en sus casas, en sus trabajos, ante las personas que realmente les importan. En ese punto, las reacciones comenzarán a ser más individuales que nunca y la enigmática y distante Karen se revelará como la gran heroína de la historia, la encargada de redimir y dar un sentido a la utopía.
Cuestionado acerca de la moraleja de su película, Von Trier dice "La moraleja es que uno puede practicar una técnica –la técnica del Dogma o la técnica del idiota- sin que nada surja, al menos que uno tenga un profundo y apasionado deseo y necesidad de que suceda. Karen descubre que ella necesita la técnica, y eso cambia su vida. La idiotez es como la hipnosis o la eyaculación: si se quiere no se consigue, si no se busca se consigue."
"Los Idiotas" lleva al extremo ciertos preceptos del Dogma como la cámara en mano, al punto de llegar a un movimiento frenético no apto para susceptibles. Esto hace que muchas veces se pierda el foco y con ello la atención del espectador, al tiempo que se sacrifica la intensión de prolijidad que sí tiene "La Celebración". La aparición en cuadro del microfonista, el reflejo del camarógrafo en los cristales (o sea Von Trier) y los titulos escritos con tiza en el piso de la casa, nos hablan de una película más dogmista que el dogma que eso sí, apuesta todas las cartas a la provocación y que en cuanto al guión, la actuación y la dirección, no busca ir más que hasta el fondo. MCI
estimados aficionados del cine, estoy muy contento de participar del cine club de los lunes en la biblioteca de la localidad de las rosas(santa fe, las chicas que dirigen el grupo nos han deleitado con un ciclo de 4 peliculas de Woody Allen, y el lunes siguiente comienzan el ciclo de cine Dogma.
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