MCI:- ¿Qué fue lo primero que surgió de “La Ciénaga”?
Lucrecia Martel: - Sabés que no sé...el otro día trataba de acordarme de eso. Yo escribí muchos cuadernos antes de escribir el guión, y pensé "voy a sacar los cuadernos de la biblioteca y revisarlos" para poder responder a esta pregunta, pero no lo encontré. Sé que lo que retraté en estos cuadernos eran escenas familiares, diálogos...
- ¿Cuando tomaste conciencia de que eso que estabas haciendo sería una película?
- Eso es difícil, porque todo lo que escribo de alguna forma lo escribo pensando en escenas, lo cual no significa que lo vaya a filmar. Este guión tuvo una sola corrección y después una sucesión de acortamientos, pero no tuvo reescrituras. Me hubiera vuelta loca si lo hubiera tenido que reescribir, porque lo escribí con tantos detalles que cada vez que lo acortaba sufría como una magdalena, porque era como... viste cuando tenés un pulover y cortás un hilo y pensás "uy ahora se desarma todo"...y cada vez que cortaba tenía que ir para atrás, para adelante...contrapesar la película...
- Mecha y Tali ¿existieron, viven en Salta?
- No, son una mezcla de gente que conozco. Lo que hice fue tomar para las dos expresiones y formas de hablar de mi abuela, de mi tía, de mi mamá y de mis hermanas, de parientas de mi familia, que me pareció interesante ponerlas en boca de estas mujeres.
- ¿Qué esperás del estreno de esta película en Salta?
- No sé qué irá a pasar...ojalá que se converse. Lo que deseo como conclusión del proceso de hacer una película es que haya conversaciones después. Después que el espectador vea la película, no importa si le gustó o no, pero que vuelva a su casa y que hable.
- ¿Que hable sobre qué?
- Al final las películas terminan siempre hablando de uno, ojalá que la película genere conversaciones. Esa es una de las mejores funciones que puede tener el cine, la de aglutinar, recuperar algo ritual. No me importa tanto si le gusta o no a la gente...si no es muy árido hacer cine, para que todo termine así en la foto y la prensa, eso es pobre. Hasta ahora no pude tener una devolución del público más allá del público de festivales. Hay cierto público que está muy acostumbrado a ver cine americano que se va a desconcertar un poco con la estructura de la película, o que va a sentir que no pasa nada....sobre todo cierto público que no está dispuesto o acostumbrado a que las películas le pidan atención como público...
- "La Ciénaga” es la película argentina que requiere eso del espectador... una lectura entre líneas, de silencios y relaciones sugeridas... sin grandes carteles aclaratorios al final...
- Yo soy público y me respeto mucho como público. Para mí la gente es mucho más inteligente de lo que algún cine norteamericano supone. Ojalá que todo lo que estamos viviendo no vaya a incidir demasiado negativamente en que la gente pueda tener una predisposición, porque cuando uno está medio mal...
- ¿Tenés miedo de cómo la gente la reciba?
- Cuando estaba en Toulouse pasó todo esto de López Murphy y Cavallo, y yo allá lo sentí como un golpe de estado. Sentí esa sensación, la de golpe de estado interno, desde dentro del gobierno. Y yo me abrumé tanto, y pensé "si la gente está con este ánimo no sé si tendrá ganas de ir al cine". Y en ese ánimo está el marco del estreno de La Ciénaga. No sé lo que va a pasar... ojalá que el espíritu de la gente sea como el que vi el otro día en la marcha, que era más esperanzado, parecía otro país.
- ¿Cómo fue recibida la película en Berlín?
- La vieron como una especie de gran reflejo de la situación argentina. Si lo es, no sé, es un reflejo de algo que yo conozco. Si eso que yo conozco además está extendido al país... Hay que ver lo que pasa con el público.
- ¿Qué pensás de la lectura política que se hace de tu película?
- Intenté no poner simbolismos, pero sí hay una intención política que no es el lugar de la política partidaria, sino la del compromiso de uno con la existencia de los otros. En algunas notas apareció, Daniel Link de Radar escribió que es una película exquisitamente política, y estoy muy agradecida porque entiendo que mi película es mi forma de hacer política, en los términos en los que yo entiendo a la política.
- ¿Cómo fue el rodaje con esa puesta de nenes dando vueltas por la escena?
- Yo estoy muy acostumbrada a eso. Yo crecí con cinco hermanos más chicos que yo, y una hermana más grande, así que estoy muy acostumbrada a las escenas llenas de chicos y de griterío. Y mi casa ahora es así por los hijos de mis hermanas, así que eso es normal para mí.
-Hay una frase bastante famosa de Hitchcock que dice que el público no perdona que se mate a un chico en una película.
- No conocía esa frase. Lo que sí pensé es en cómo pesó en mí, cuando era chica en Salta, la muerte de algunos chicos. Para mí hay algo del absurdo no en el sentido de que no vale la pena, sino en la falta de explicación de la existencia humana, que está presente en la muerte de un chico. Cualquier cosa se puede entender, hasta una guerra se puede entender con lo imposible que es entender que muera gente por conflictos económicos, aún con esa apoteosis del absurdo: la muerte de una criatura es una pérdida de dimensión, una pérdida tan enorme. A veces me dicen que la película es desesperanzada... yo no siento eso. Yo siento que seguramente la película pertenece al género narrativo "grito desesperado" , eso sí, pero yo confío en la enorme potencia de la vitalidad humana, que está presente en la sexualidad, en el desborde, en la anarquía, yo confío más en eso. Siento que para los jóvenes de la película se presenta como un peligro lo cíclico, la tradición, pero está el desborde que es una energía positiva. A veces en las notas que me hacen rescatan más la parte de angustia que la parte vital de la película... quizás sea una falla mía en la película. Te digo lo que me produjo a mí la muerte de ese chico: pensé "hay que organizar las cosas de otra manera, porque esto puede pasar en cualquier momento, puede pasar esto u otra cosa. Entonces hay que hacer algo para no perder lo que uno tiene en las manos." Está la fatalidad, lo no calculado, el accidente.... el hecho de la existencia de que todo eso hace que todo lo que uno pueda hacer por la felicidad de uno sea válido.
- ¿La Ciénaga habla de fantasmas o de realidades?
- No siento que la película hable de fantasmas, porque los fantasmas parece que son unos espíritus que habitan involuntariamente la casa de uno. El miedo a la muerte no es un fantasma, es una realidad tangible con la que uno convive y hacia donde uno va inevitablemente, el único lugar inevitable. Es sumamente tangible y claro. No siento que haya exorcizado fantasmas con esta película. Siento una gran felicidad por el hecho de haber intentado comunicarme con esto, y ahora lo que espero es ver si se produce ese acto final de la comunicación, que es cuando el otro la ve.
- ¿Cuál es el lugar de los hombres en “La Ciénaga”?
- En la película los hombres están vistos de lejos porque el lugar desde donde está contada la película es desde la casa, donde los hombres pasan y vienen y no están todo el tiempo. En mi experiencia, por lo menos, en la casa están las madres y los chicos, y los padres y los esposos trabajan muchas horas o están un poco ausentes como uno de los maridos, que está alejado porque hay algo muy agresivo hacia él, entonces ese hombre está medio rabiado, como los perros con sarna que se autoexilian de la casa.
- ¿Qué es para vos el "erotismo familiar" ?
- Es lo que más me gusta de la familia. Lo único sano que encuentro dentro de la familia es el erotismo. Yo creo que un gran absurdo, un gran terror de la clase media en el mundo, una proscripción y una especie de acorralamiento, es el deseo interno de la familia, que no necesita actualizarse en nada, que es otro prejuicio absurdo. Negar eso es absurdo porque es un vínculo muy fuerte, es un factor que la une. Lo que la separa es el desamor.
- En tu película rescatás el lenguaje cotidiano de los salteños.
- Gramaticalmente desde Santiago del Estero para arriba se habla así. No quise rescatar un lenguaje o una forma de hablar. Eso es lo que me acuerdo y es así como lo escribí. El lenguaje es un dato de la cultura fuertísimo, y para mí prestar atención a eso es prestar atención a un montón de cosas más. Cuando uno no tiene la claridad acerca de ciertos funcionamiento profundos de los diálogos, solamente hay que tener el oído atento y va a aparecer el sustrato del diálogo, aunque no tenga uno la claridad para discernirlo. La gramática oral es muy importante.
- ¿Cuál es el lugar del suspenso en esta historia?
- Para mí funciona así la realidad. Cuando uno es chico tiene una mayor agudeza para la trama con la que está hecha la realidad. No digo de "lo que es la realidad", porque yo descreo de que exista algo como "la realidad". Creo que lo que llamamos "realidad" es una construcción que hemos hecho a lo largo de siglos y siglos, y la trama de eso es muy distinta a la lógica de la causa-efecto, a la cronología, tiene otro material, y ese otro material es más parecido a lo que generan los cuentos para chicos. Ese mundo que no es tangible pero que está agazapado y amenazante. Fijate que en los cuentos de los hermanos Grimm hay cosas terroríficas ocultas, que no se resuelven y que permanecen. Además los chistes tienen cosas siniestras.
- ¿Existe una "lectura simbólica" de “La Ciénaga”?
- A veces se malentiende la palabra "simbólico". El uso de las imágenes, el sonido, tiene una manera de juntarse que a veces parece simbólico, y es simplemente que tiene profundidad y una enorme cantidad de capas, pero no es necesariamente simbólico. Simbólico significa que una cosa significa otras cosas. Si alguien hace una lectura por ese camino y le gusta, fantástico. Hay veces que leo libros que no son literarios como si lo fueran porque me gusta el camino por donde me llevan. MCI